EL MUNDO DE AZCÁRATE

Entre las crestas nevadas y la vegetación espesa del Pirineo Aragonés asoma tímidamente Panticosa, una localidad que no destaca por tener una gran población o excesivos monumentos y que sin embargo cuenta con una gran baza: es el perfecto campamento base para descubrir las infinitas posibilidades que encierra el Valle de Tena.

¿Por qué? Panticosa mantiene su atractivo gracias a la inagotable fuente de entretenimiento con la que cuenta durante todo el año. Algo en lo que me suelo fijar bastante cuando voy al Pirineo es en las fachadas de piedra, robustas contraventanas de madera y tejados de pizarra para plantar cara al duro invierno pirenaico se repiten sin cesar. Si deambulamos hasta el corazón de esta localidad digna de postal nos toparemos con una austera iglesia de origen románico aunque sus dos platos fuertes se encuentran algo más alejados. Hablamos de la estación de esquí que arranca a los pies del pueblo (aunque este año la verdad es que la temporada de esquí ha sido un fracaso debido a la pandemia) elevándose hasta el Valle de Sabocos, también ofrece una caminata por sus recien estrenadas pasarelas (por unos 7€ y hay que reservar con antelación) que culmina con unas increibles vistas al valle y del histórico Balneario que invita al huesped a relajarse en sus aguas termales a 1.630 metros de altitud. Sea verano o invierno, no te puedes perder todo lo que este enclave puede ofrecer.

En la Hoz de Jaca se encuentra la tirolina doble más larga de Europa. Aquella que nos permitirá sobrevolar el embalse de Búbal mientras nos deslizamos por los 950 metros de cable que separan las dos torres (No es Costa Rica o Thailandia, pero está chula la experiencia aunque se hace muy cortita).

Otra excusa para recorrer la zona es completar la Ruta de Iglesias de Serrablo, catorce edificios religiosos que datan de los Siglos X y XI y que son un gran exponente del arte y de la arquitectura mozárabe. Se hallan en la margen izquierda del río Gállego, comenzando por Iglesia de San Bartolomé de Gavín (Biescas) y finalizado con la Iglesia de San Martín de Ordovés (Sabiñánigo). 

Un plan idóneo ahora que ya se acerca la temporada de verano y todo comienza a estar abierto.