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Cáceres, corazón de la ruta de los conquistadores extremeña.

26 septiembre 2021

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Cualquier época del año es buena para visitar lugares emblemáticos de nuestro país, incluso verano, como fue mi caso, donde me vi atrapado entre los confinamientos veraniegos y una ola de calor por encima de los 40 grados, pero aún así mereció la pena y mucho.

No hay en Cáceres ninguna catedral como las que pueden tener León o Burgos. Tampoco hay en su casco histórico una castillo, una gran palacio u otro monumento que sea representativo de la ciudad. Un edificio que le pudiera dar fama y atraer por si solo a miles de viajeros. Pero la verdad es que esta ciudad no ha necesitado de grandes monumentos para convertirse en Patrimonio de la Humanidad ni colocarse en la lista de ciudades medievales más bonitas (y mejor conservadas) de Europa. 

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Cáceres forma parte de nuestra Ruta de los Descubridores por Extremadura. Una fascinante ruta que nos ha llevado a conocer localidades ligadas a descubridores que marcharon a América para buscar un futuro mejor y como consecuencia colonizarla.

Primero visitamos Plasencia, ciudad natal de Inés Suárez, fundadora junto a Pedro de Valdivia de Santiago de Nuevo Extremadura, la actual capital de Chile. También hemos conocido Jerez de los Caballeros y Trujillo, la localidad en la que nació Francisco Pizarro, uno de los conquistadores extremeños más famosos. Nuestra última visita a esta preciosa ciudad extremeña la hemos hecho como parte de nuestra Ruta de los Descubridores por Extremadura. Una fascinante ruta que nos ha llevado a conocer localidades ligados a algunos de los hombres y mujeres que dejaron su tierra hace siglos para colonizar América.

Comenzaré por el casco antiguo de Cáceres, que por un momento me dio la impresión de que me encontraba en Marrakech. Quitando alguna pequeña cuesta o escalera, sus calles son bastante planas. Aunque empedradas, por lo que es fundamental llevar un calzado que os resulte cómodo. Verla de día y pasearla de noche. Su centro histórico es peatonal, en su interior apenas hay comercios, hoteles o restaurantes. Por ello, es al caer la noche cuando la ciudad retrocede en el tiempo. Desaparecen de ellas los turistas y los pasos resuenan sobre las piedras de la calles. Las farolas tiñen de dorado los muros de iglesias y palacios. Seguramente hace siglos la ciudad era más ruidosa al caer la noche de lo que es ahora. Aunque también estaría más sucia y quien sabe si no sería más peligrosa con embozados esperando a los viandantes en las zonas más oscuras.

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Cruzando el Arco de la Estrella y dejando atrás la Plaza Mayor, entramos en la ciudad monumental. En sus calles iremos viendo edificios mediales, renacentistas y barrocos. Construcciones que han pervivido a lo largo de los siglos y con las que nos iremos encontrando en calles y plazas. Da igual tras cruzar el arco si nos dirigimos hacia la izquierda, la derecha o si decidimos continuar de frente. Solamente hay que callejear y callejear para no dejar nada en el tintero.

El acceso la Concatedral es de pago. La entrada permite ver los tesoros que guarda el templo, como el retablo mayor, de estilo renacentista y elaborado con madera de roble y cedro. Disfrutar de la rica decoración gótica del interior que contrasta con la sencillez del exterior. También se puede subir a la torre y recorrer el Museo Catedralicio. Sin olvidar acercarse a la capilla que guarda el Cristo Negro, una escultura gótica muy venerada en la ciudad.

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La Torre de Bujaco la construyeron los árabes sobre sillares romanos. Su planta cuadrada formaba parte de la muralla de la ciudad y es sencillo distinguirla por su ubicación en el centro de la plaza, por sus almenas y su balcón. También, por la Ermita de la Paz, adosada a la torre y construida en el siglo XVIII. El interior de esta emblemática torre que ver en Cáceres aloja el Centro de Interpretación de las Tres Culturas (judía, árabe y cristiana). El acceso es de pago y la entrada permite también subir a lo alto de la torre, un buen mirador sobre la ciudad, así como caminar sobre parte de la muralla.

La Casa de los Toledo Moctezuma es sin duda una de las casas más bellas que ver en Cáceres. Se encuentra a pocos metros del Arco de la Estrella, en una tranquila plaza. ¿De dónde viene el nombre de esta casa? La historia cuenta que Juan Cano de Saavedra, natural de Cáceres, acompañó a Hernán Cortés en la conquista de México. Allí conoció a la hija de Moctezuma II y principal heredera del ese rey azteca. Se convirtió en su tercer marido español, y juntos tuvieron cinco hijos. Uno de ellos, Juan, tras la muerte de su padre en Sevilla, regresó a Cáceres y mandó construir este magnífico edificio. Actualmente la Casa de los Toledo Moctezuma alberga el Archivo Histórico Provincial de Cáceres, lo que permite acceder a su interior en horario de oficinas. Una vez dentro, se puede visitar el bonito patio renacentista y una salón decorado con pinturas al fresco que representan a emperadores romanos, reyes mejicanos y paisajes de ciudades europeas.

La Plaza de San Jorge es probablemente una de las plazas más fotografiadas y reconocibles de Cáceres. Destaca en ella la escalinata que sube hasta la iglesia barroca de San Francisco Javier y el colegio de la Compañía de Jesús. En el centro de la escalinata, en una hornacina, hay una pequeña escultura del santo que da nombre a la plaza. A la derecha, varias tiendas de recuerdos, parada obligada para quienes buscan un objeto de artesanía que llevar a casa. También en la plaza, justo a la izquierda de la escalera, está la entrada al recoleto Jardín de Cristina de Ulloa. Un espacio tranquilo que muchos pasan por alto. En su interior hay una pequeña fuente y varios parterres, y cuando el tiempo acompaña, también las mesas que instala en el jardín una cafetería del plaza. Entre el resto de edificios de la plaza, no hay que pasar por alto la Casa de los Becerra. Un edificio gótico en cuya fachada no falta ninguno de los elementos típicos de las casas de Cáceres: puerta con arco de medio punto, escudo, alfíz. La sensación desde la calle es que es un casa pequeña, pudiendo comprobar al visitar su interior lo amplia que es en realidad. Esta mansión aloja la Fundación Mercedes Calles y Carlos Ballesteros. El acceso es gratuito, estando la planta baja destinada a una exposición permanente de muebles, pinturas, cristales y antigüedades.

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Y como colofón a esta espectacular ciudad, recomiendo echar un vistazo a uno de los mejores miradores de Cáceres y a la vez de los menos conocidos por los turistas. Está en lo alto del Parking Obispo Galarza y, así dicho, no tiene ningún glamour, pero cuando tengas todo el casco antiguo delante sabrás por qué te es muy recomendable. Verás que está la terraza de un restaurante, pero no te preocupes, si pasas al fondo tendrás espacio de sobra para hacerte todas las fotos que quieras y disfrutar de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad.

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